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COVID-19 - Por su culpa, por tu culpa y por nuestra gran culpa.

Algunas reflexiones, sobre las consecuencias que va dejando el COVID-19, en el contexto de la "culpa": 
  1. Imaginemos que esta tarde, mientras sales de shopping tu esposa y tus hijas, descubres que todas las cosas que hacen, dicen, piensan y desean es tramado y determinado por un grupo de científicos a través de un microchip implantado en la corteza cerebral de cada uno. Ahora, imaginemos que no es un grupo de científicos, sino un cúmulo ordenado de instrucciones registradas en nuestra mente, programada desde tiempos inmemoriales por nuestra biología, familia, entorno, cultura, país, raza, especie. Es básicamente lo mismo: “algoritmos”. Sigamos imaginando, digamos que cometemos un error, ese error es el resultado de programaciones ajenas, entonces la culpa individual no es tal, sino que es el resultado de programaciones e instrucciones no atribuibles a ese individuo.
  2. La culpa, entonces, ¿dónde nació? hay bastante literatura al respecto, brevemente cito a Freud, quien describió esto como el resultado de una pelea entre el ego y el superego. Él rechazaba el rol de Dios como castigador en tiempos de enfermedad o de premiador en tiempos de bonanza. Algo que hoy es común rechazar, al menos por los de mi generación, preferimos pensar que un evento catastrófico es el resultado o la consecución de actos generados por nosotros mismos o de otros, antes que pensar que es un castigo divino de algún dios omnipresente que lo ve y juzga todo. 
  3. Sin embargo, aunque no creemos más en Dios como el eje de la vida humana y del universo, hemos cambiado y puesto cómodamente al hombre como centro de todo (del universo inclusive): Humanismo, le llaman. Claro está, en que, al no haber más Dios, entonces la culpa y sus hechizos también deben cambiar de concepción. Citando a Harari, quien manifiesta que llegó un punto en la historia en el que el hombre asume que su existencia no tiene sentido: “estamos aquí por una sucesión de accidentes bioquímicos en un universo ciego”. Siendo necesario una concepción que nos diera sentido, apareció el “humanismo”, el desarrollo tecnológico y la ciencia como guía para entender el universo material e inmaterial. Sin embargo, “a medida que los científicos abrían la caja negra de los sapiens, fueron descubriendo que allí no había alma, ni libre albedrío, ni “yo”… sino solo genes, hormonas y neuronas que obedecen las mismas leyes físicas y químicas que rigen el resto de la realidad”. Llegando a concluir entonces que: la culpa no es de nadie, sino de los algoritmos programados (en genes, neurona y hormonas sometidas a ciertas combinaciones internas y externas).
Aunque la culpa es un concepto limitado, servirá, en esta ocasión, para hacer una reflexión sobre las consecuencias significativas que viene generando el COVID-19 en nuestros países y hacer un diagnóstico causal. A propósito de los que “solo” quieren hoy echarle la culpa al gobierno, vamos a eso: 
  1. La culpa es de todos, pero no de los que salen hoy a buscársela quebrantando el aislamiento social obligatorio, porque como escuchaba a un vendedor ambulante ayer en las noticias, que decía: "si me voy a morir, yo quiero que esta noche mis hijos tengan un pan en la boca(…)".
  2. La culpa es de todos, de nuestros abuelos, padres y de nosotros, que votamos durante décadas sin considerar y elegir buenos políticos, culpa de los partidos políticos que ponen delincuentes y mercaderes en lugar de técnicos y servidores con vocación. 
  3. Culpa de todos por no salir a marchar, reclamar y derrocar gobiernos que durante décadas le quitaron el presupuesto a SALUD y EDUCACIÓN en nombre de la tan mentada PRODUCTIVIDAD. Porque como puede ser posible que TUMBES, por ejemplo, tenga solo cuatro ventiladores para toda la región. Como podemos tolerar que los hospitales sin COVID-19 ya se encuentren saturados y al borde del colapso, todo porque algunos gozan de seguro privado, mientras otros mueren dando a luz en un mototaxi. 
  4. Culpa de todos, sí, de ellos, tuya y mía. Hoy en Perú el COVID-19 mata a más gente que en Chile y no es casualidad, existen diferencias entre la fecha de llegada al país, además de geografía, cultura y población, pero el fondo de todo es la gente. Ellos reclamaron más, se indignaron más, tienen menos brecha. 
  5. Vizcarra y sus ministros tienen buenas intenciones, pero sus cuadros técnicos no son de los mejores, recogiendo de aquí y de allá lo que queda de gestiones anteriores; sumando a esto el error de recoger mercaderes, aquellos trasnochados que se quieren aprovechar de las circunstancias, como en la guerra con España y Chile, aquellos que solo buscan ganancias en ríos revueltos, río de muertos, sangre y corrupción; la historia del Perú es un círculo vicioso de desventuras. 
  6. No vamos a poder resolver en lo que queda de este gobierno, lo que nuestra sociedad generó, los gobiernos anteriores con su negligencia y su desdichada acción de llenarse los bolsillos con "recursos y ejecución en salud y educación". Pero ojo, el pueblo también es culpable, porque con nuestra anuencia dejamos que pasara y dejamos que siga ocurriendo. Fuimos cómplices de eso, nos acomodamos como siempre, porque a nosotros no nos faltó un pan, una cama, un colegio. 
Ojalá que cuando el país salga de esto, los que queden, exijan, derroquen y entiendan que no es bueno darle la espalda a la política, que hay que estar atentos a lo que hace el gobierno de turno con los recursos, porque cuando hay pandemia, dependeremos temporalmente del gobierno, de sus medidas, de sus cuadros técnicos, del pacto social y si lo que queda es ruina, entonces ruina tendremos. 

Es tiempo de aprender del error, pero para aprender hay que aceptarlo primero, ponerlo sobre la mesa, adelante y a la luz, examinarlo y aprender de él. El error es hoy más que nunca el activo de información que nos sacará de este problema, eso tienen que entenderlo muchos funcionarios públicos que hoy siguen pretendiendo ocultar sus errores como si hubiera tiempo y tolerancia para eso. 

Ocultar el error, en tiempo de guerra, la falta de idoneidad para un puesto, una mala compra o un error de proceso es crítico, el trabajo remoto y teletrabajo es una realidad hoy, tienen que entenderlo y adaptarse, hay que aprender a dar pasos al costado y dejar a los que más competencias y capacidades tienen para esto. 

El humanismo está en una etapa crítica, volviéndose insostenible, todo parece indicar que el nuevo camino es el datismo, según Harari: “las dos opciones más importantes son entre vigilancia totalitaria vs empoderamiento de los ciudadanos y entre aislamiento nacionalista o solidaridad global”. Costará entender que la libertad, como la conocemos, en estos tiempos ya no es la mejor opción. 

Mientras tanto, los que podamos, quedémonos en casa y practiquemos la solidaridad, sabemos quién no tendrá para comer: colabora, dona, distribuye. 

Cordialmente, 

Kenecon

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