Comentábamos los últimos sucesos de "La Parada" que de seguro quedará en la memoria de más de un policía, comerciante y cuanto transeúnte que "pasaba por ahí".
Culpar a la alcaldesa por "todo" lo que un grupo consolidado por delincuentes, comerciantes, contratados y saboteadores hizo me parece una limitada visión de la realidad.
Queda claro que muchos no somos conscientes aún de la multiculturalidad inconversable que habitó desde siempre en nuestra querida ciudad. Lima nunca fue una ciudad armónica, sino un conglomerado de sectores divorciados uno del otro, que con el crecimiento demográfico se vio forzado a tener que convivir, sin nunca estar de acuerdo.
Una ciudad que heredó un criollismo a manera de pasivo, hoy sucumbe ante el descontrol, desdén e indiferencia de sus propios pobladores, de todos.
La trilogía catastrófica de una alcaldía oxidada, una sociedad deforme y un servicio de inteligencia carente de metodologías deja hoy 2 muertos, cientos de heridos y muchos empresarios afectados con perdidas en miles de dolares.
No es la primera vez que el descontrol impera en Lima de una forma tan aberrante, quería citar en esta entrada los hechos del "Limazo de 1975", esperemos lo de nuestros días no termine como los de aquel febrero.
Ya va siendo el momento de que cada actor de nuestra sociedad, tome acción sobre el papel y la responsabilidad que le toca.
No echemos la culpa de un acto a aquellos que no contuvieron el mismo, el acto es responsabilidad del que lo realiza.
A largo plazo, es más útil enfocarse en la causa real de los efectos generados.
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